También me han dicho que hay colegas que han sido pisoteadas por unas chicas de infarto y jamás fueron disculpadas. Otra historia bien distinta fue la de una colega que fue acompañada por un par de galones y acabó siendo enjuiciada por un Tribunal Militar.
Y si yo también hablara, Sodoma y Gomorra parecerían un jardín de infancia. Me han vomitado, pateado, golpeado con los puños, con la cabeza, con el codo, con el pecho... ¡Hasta con un bolso! con vasos de chupito, de tubo, con botellas y, sobre todo y especialmente, con las jarras; que si no fuera por que me alivian el calor que habitualmente padezco, jamás se lo perdonaría.
También me han quemado, babeado, escupido, salpicado con todo tipo de fluidos que prefiero ni mencionar, e incluso, he sido registrada por el Cuerpo Nacional de Policía, cosa que hecho de menos ya que les gusta buscarte las cosquillas hasta extremos insospechados.
Personalmente creo que tenemos mucho que contar; bien nosotras mismas o bien vosotros, los que a ratos nos disfrutáis, a ratos nos maltratáis.

Y mientras sigan existiendo discotecas, pubs y bares, allí estaremos inamovibles, impasibles e indestructibles.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Aqui estas por que has venido, por que has venido aqui estas, si no te gusta mi blog como has venido te vas!!